Dos poemas de José Angel Buesa; un invaluable tesoro emocional
Patricia Arache
Desde hacía mucho tiempo, quería colocar estos poemas en mis espacios digitales: correos electrónicos, redes sociales, blogs y cualesquiera otros medios que lleguen masivamente al alma y a los sentidos de familiares, amigos, conocidos y relacionados. Quería hacerlo, pero no encontraba el momento. ¡Eureka! Hoy sí. Ahora es. Ahora, sí.
Les cuento: estas dos joyas romántico-poéticas son de la autoría del sentimentalísimo cubano José Angel Buesa (1910-1982), pero ese no es el motivo de mi emoción ni de mi decisión de compartirlas. No, bajo ningún concepto.
Se trata de que, hurgando, como siempre hago, en el baúl de los recuerdos, en las cosas familiares en esos recónditos lugares en los que solemos guardar los silencios, las complicidades, las nostalgias, el perfume de las rosas atrapadas en el tiempo, los amores, encontré estos poemas manuscritos con unos ágrafos que siempre me llenaron la vida, porque rápidamente me delataban la procedencia.
Pero, en esta oportunidad, no me lo podía creer. Los miré, los escruté, los revisé. Y sí. Eran las letras de uno de los hombres que más he amado, respetado y extrañado en esta vida: mi hermanito del alma, José Isaías (1963-1999).
Como compartíamos todo, hasta los silencios y éramos tumbas perfectas, obviamente, Jochy, “El viejo Jo” “Moreno”, o “El Ena”, como le decíamos, no tenía reparos en hacerme confidente de sus profundas y nunca expuestas públicamente emociones.
En “sus cosas”, que también eran mías, encontré los manuscritos de los poemas a los que he hecho referencia: “Poema del Secreto” y “Soneto Final”. Nadie puede imaginarse cómo he aquilatado ni cómo he protegido el ya muy amarillento papel en el que están plasmados de su puño y letra estos versos; los que seguiré guardando en el lugar que ocupan los recuerdos más preciados e invaluables de mi vida: mi alma.
Gracias hermano, por haberme elegido como cómplice preferida, y también por haberte convertido, sin protestas, en el mío. Te amo y te amaré, más allá de los espacios siderales.
29 Abril, 2011.-
“POEMA DEL SECRETO”
Y no volver el rostro para verte pasar
Puedo apretar mis labios un día, y otro día…
Y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frugalmente,
Casi hasta el aburrimiento sobre un tema vulgar,
Puedo decir tu nombre con voz indiferente,
Pero no puedo olvidar
Puedo estar a tu lado, como si no estuviera
Y encontrarte cien veces, así como al azar
Puedo verte con otro, sin suspirar siquiera
Y no puedo olvidar
Ya ves, tú no sospechas este secreto amargo,
Más amargo y profundo que el secreto del mar,
Porque pude dejarla de amar, y sin embargo,
No la puedo olvidar!
“SONETO FINAL”
Y cerrare los ojos para siempre, algún día,
y habrá noches de estrellas que ya nunca he de ver,
y cantará otra boca lo que cantó la mía,
cuando pasan las nubes en el atardecer.
Y habrá polvo en los bordes de la copa vacía,
Donde exalté mi ensueño y aturdí mi placer.
Y en las tardes de otoño lloverá todavía,
Para que otro hombre triste recuerde a otra mujer.
Todo será lo mismo, y a la vez diferente,
Habrá rosas y besos naciendo dulcemente
Y un niño sin infancia caminando hacia el mar...
Y yo seré la sombra de un viajero tardío
Que quiso ser el cauce donde pasara un río,
Y fue solo una nube que no volvió a pasar.
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